viernes, 23 de febrero de 2007

A veces puedo mirarla a lo lejos, otras veces me invade, me exige, me exprime, me agota.

Han habido tardes que desde el umbral de mi puerta he sentido mucha tristeza por su historia.

Otras tardes solo palabras que se desangran.
No hay recuerdos armoniosos, no hay nostalgía de niñez, de regazo calentito y de frases cariñosas.


Sólo espero que mis hijas no quieran


sanarse de mí

4 comentarios:

Mónica Sabbatiello dijo...

Es extraño que sea tan difícil esa relación.
Yo traté durante años a tibetanos, lamas, monjes, y ellos no comprenden eso que nos pasa a los occidentales
con nuestros padres,
¿qué produce tanta dificultad?,
y con psicoanálisis, diarios, preguntas, llantos,
a veces, a veces, sólo a veces,
parece que hay un milagro, una fusión...
Seguro que no te pasará con tus hijas,
porque algo distinto ya hay en ti.

marcia dijo...

Nunca había pensado en eso, de hecho creía que la relación padres e hijos universalmente era compleja...osea que el tema es meramente cultural....me hace sentido....crecemos insertos en paradigmas culturales tan limitantes, tan llenos de reglas, tan abrumadores.....

cariños

Paola dijo...

Amiga:

Entiendo tus aprehensiones, pero de seguro solo se trata de una fantasia.

Tu siempre estas sembrando, y esa siembra es hermosa.

Te quiero mucho.

Paola

Maria Ines dijo...

Uyyyy...¡Qué duras palabras!
Crea tu vida con armonía hoy, alimenta el calor en tu regazo y dí palabras, y frases e historias cariñosas, que nada habrá que temer mañana.
Nadie querrá sanarse de tí porque no estás enferma ni enfermarás a nadie.
El amor, ese loco suelto, anda por todos lados y en especial por tu cielo.
Besos cariñosos